En el viaje real de la vida, lo único que cuenta a la hora de la verdad es cómo hayas vivido cada momento.
Luego de una semana fuera del blog y las redes sociales ya estamos de vuelta. Pero ¿qué ha pasado? ¿Por qué de repente nos hemos quedado sin el artículo de la semana pasada y sin señales de Motivarte?
Ciertamente necesitaba una pausa, necesitaba un tiempo a solas, necesitaba hacer nada. Soltar el teléfono, detener la recepción de información externa y estar conmigo. Estar con mis emociones. Dejarme llevar, sin horarios, sin programas, sin tengo que. Completamente en off.
Y sobre este tema me encantaría hablarte hoy. Sobre la necesidad de relajar, apagar el piloto automático, escucharte y disfrutar de lo que haces y de las pequeñas cosas.
Ten en cuenta que vivir no es cuestión de éxitos ni de acumular triunfos, sino de vivir intensamente cada momento, fluir con la vida, escuchar tu corazón.
Motivarte | Laura
El éxito no es la meta
Vivimos en una sociedad que te atormenta con la idea del éxito y acumular triunfos. Que «premia» la velocidad, la disciplina, la superación personal y profesional. El venga que si yo pude, tú también podrás.
Andamos como locos. Vamos como caballos desbocados no sé a dónde, pero incluso, en ocasiones nos pisoteamos los unos a los otros.
No me quedan dudas de que todos deseamos ser felices, exitosos y triunfar en la vida. O por lo menos alcanzar nuestra definición de éxito, triunfo y felicidad.
Es muy probable que toda esta locura, este estrés, este desespero y necesidad de curitas en el alma que tenemos la gran mayoría sea porque de una forma u otra, creemos que lo que estamos haciendo hoy nos dará la anhelada felicidad. Esa es la esperanza que guardamos, pase lo que pase, esperas que la recompensa sea tu felicidad.
Visualizas el éxito como la meta y crees que es ahí donde está la felicidad. Pero aún no llegas. No la sientes.
Mira que has apostado. Mira que te has sacrificado y has sacrificado cosas. Mira que has hecho otras pero no llegas a la meta, aún no eres feliz.
Te falta algo. ¿Qué te falta? Esa búsqueda interminable te produce estrés, te agobia, te deprime, te frustra. ¿Verdad?
Y es que no se trata de buscar, sino de fluir y divertirte en el proceso.
Motivarte | Laura
Se nos ha escapado un detalle. Tu verdadera meta es el camino. Tu verdadera meta es VIVIR (sí, así con mayúsculas) cada momento de tu vida. A la hora de la verdad, eso es lo único que cuenta.
Todo llega, pero mantente en sintonía, no vayas a por…, ve, déjate llevar y disfrútalo.
No está mal trazarse metas. No está mal querer ser exitoso. Pero deja que el éxito llegue a ti como consecuencia de ser auténtico. Y esto es fundamental. Debemos aprender a distinguir entre nuestra intuición natural y el condicionamiento social. Lo que desees ser y hacer que te llene el alma, no el ego. Que brote de tu interior, no de comparaciones absurdas, no como consecuencia de adentrarte en el dichoso juego de la competitividad.
«Esfuérzate» pero sin esfuerzo
Según Osho, cuando realizas una actividad con esfuerzo, lo haces porque no sabes cómo obtener los resultados que deseas sin hacerlo. Si hubiera otro modo te olvidarías del esfuerzo y llegarías directamente a la conclusión. El esfuerzo está orientado hacia el futuro, hacia el resultado. Realizas el esfuerzo porque esperas de él un beneficio, una recompensa.
Por lo tanto, teniendo en cuenta su punto de vista y lo tan sumergidos que nos tiene el ajetreo diario, las ganas de alcanzar la libertad financiera, el éxito empresarial… Yo te sugiero que trabajes con ahínco en cualquier actividad o proyecto en el que te involucres y te apasione. Que te comprometas pero no con miras al futuro. No con los ojos puestos en la meta. La meta no es tu motivación. Tu motivación es lo que vives durante el trayecto, independientemente de lo que suceda al final.
Sé tú. Sé fiel a ti mismo. Disfruta lo que haces. Déjate llevar. Entrégate completamente a ese momento.
Que vivir ese momento sea tu única recompensa. No esperes nada a cambio, ni dinero, ni aprobación, ni reputación (eso puede llegar o no), pero no te pierdas, no dejes de ser tú. Lograr eso, hacer algo por el simple hecho de querer hacerlo, es lo más difícil para la mente humana.
Da igual ser presidente que zapatero. Empleador que empleado. Lo satisfactorio es disfrutar de lo que haces, poner todas tus energías en ello, no desear ser ninguna otra persona, sino desear ser lo que eres y no estar dispuesto a cambiarlo. Ese es el auténtico poder, la auténtica riqueza.
Osho
Disfruta de las pequeñas cosas
Sí, tu cuerpo necesita actividad, tu mente necesita trabajo y acertijos, pero debe haber un equilibrio entre acción e inacción.
Detente, respira, ve a tu propio ritmo. Relájate y relaja tu cuerpo, tu mente y tu comportamiento.
Enfoca tu atención en cada actividad que realizas. Disfruta al caminar, al comer, al hablar, hazlo de forma relajada y tranquila. Sin prisa, ese es tu momento y lo tienes a tu disposición.
Tienes que permitirte tiempo para relajarte adecuadamente, para meditar, para dedicarte a cualquier actividad que te permita desconectar del mundo exterior, de tus tareas, metas u objetivos y apagar el piloto automático.
Esa desconexión la puedes lograr a través de la meditación, el yoga o el pilates. Pero hoy no quiero hablarte de esto, hoy quiero proponerte que pienses en actividades y hobbies que te resulten agradables, entretenidos y relajantes. Porque a través de ellos, de la atención que mantienes en esa actividad eres capaz de bloquear de forma inconsciente cualquier información externa, pensamientos, sentimientos y preocupaciones.
Simplemente pasar tiempo en el jardín, jugar con tus mascotas o hijos, pintar, escribir, cantar, observar una puesta de sol, las olas, disfrutar el olor a mar, el canto de los pájaros, hasta bailar al ritmo de tu música favorita o no hacer nada, y estar plenamente inmerso en ello, es tiempo de meditación inconsciente.
Que tus hobbies o actividades preferidas sean tu técnica de relajación, ello puede ser más eficiente que cualquier meditación. Quizás aún no te sientes preparado para meditar o no tienes ganas. Entonces, ¿ por qué habrías de obligarte? El efecto sería totalmente el opuesto al deseado.
Conclusiones
Cuando desconectados del todo infinito y de nuestro propio ser, y capitaneados por nuestro ego, entramos en el ciclo de pelear por conseguir algo, aunque descansemos por agotamiento, nos podemos perder y mucho.
El cuerpo no es un robot.
Cuando te dedicas únicamente a acumular triunfos y te olvidas de que en lo sutil está lo maravilloso. Cuando vas a cientos de kilómetros por hora, aunque te apasione la velocidad, si olvidas detenerte en los semáforos y recargar con combustible ¿qué pasará? Seguramente tienes la respuesta.
Todo, cualquier cosa que hagamos, fluye mejor desde la conexión con el todo y con nuestro ser profundo. Esa conexión es fácil tenerla y también perderla. Por eso hay que estar atentos, darnos cuenta y jugar permanentemente a reconectar cada vez que nos desconectamos
Un abrazo inmenso y gracias por llegar hasta aquí y tomarte un tiempo para leerme 😘😘😘
Que aunque nos apasiones las cosas hay que disfrutarlas pero a la vez pensar que todo tiene un límite y hay que tener cuidado porque sabemos lo que está bien y lo que no,y no irte ni a un extremo ni a otro,disfrutar del momento pero siempre con cabeza y oyéndote ❤️ mil gracias😘
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Así es Cynthia, relajarte, fluir y escuchar siempre al corazón. Muchísimas gracias por tu comentario. Un abrazo inmenso.
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